- Criticar: si lo que deseas es justamente que esa persona jamás quiera volver a una Iglesia, criticarlo es lo que necesitas aún más cuando no tienes idea de lo que está viviendo.
2. Comparar: siempre habrán personas más serviciales en el grupo que otras, o más entregadas, con más tiempo para ayudar. Si deseas animar a este nuevo joven a que de si mismo, definitivamente debes compararlo con alguien más. Oh si, es lo que sí funciona.
- JAMÁS sonrías: ¡No!, defintivamente sonreír solo logrará que se empatice contigo y con el grupo juvenil y recuerda que lo que queremos es que se aleje totalmente.
- No escuches sus problemas: Cada persona tiene suficientes problemas para ocuparse o tener en mente los de otros. Los jóvenes pasan por momentos muy difíciles, no querrás involucrarte.
- No los tomes en cuenta: todos estamos seguros que la Iglesia es exclusivamente para personas Santas y buenas, no queremos a jóvenes extrovertidos dentro de nuestras actividades tan perfectamente planeadas y programadas.
- Oblígalos a ser exactamente igual al patrón de tu iglesia: No es posible que esos chiquillos piensen que Dios ama la autenticidad y la originalidad en la oración. Claro que no! A Él le encantan las mismas oraciones todos los días y una actitud pasiva ante la perdición del mundo.
Por último, nunca nunca ores por sus vidas, esto solo hará que te importen cada vez más y quieras, con pasión, compartirles de cómo Dios puede convertir sus vidas en algo extraordinario.